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lunes, 19 de septiembre de 2016

Las cosas que ya no sabré

No imaginas cuánto me habría gustado saber de qué forma se te removía la sangre cuando yo te decía... 'te echo de menos'.

La forma en que se te abría la vida que guardas en los ojos cuando, en cualquier papel (a propósito olvidado en alguno de tus bolsillos), leías de mi puño y letra 'amor, cuánto te quiero' (si es que eso, alguna vez pasó).

Ojalá alguna vez me lo hubieras contado. Así como me contabas las cosas que te inquietaban, como me explicabas de forma sencilla, el sonido tranquilo de la lluvia en tus ventanas, el olor salado de tu dulce orilla...

Ojalá.

Me faltó eso, ¿sabes? Saber que me sabías. Sentir que me sentías.

Si es que eso pasó alguna vez...

Un momento de tus ojos vulnerables,
Si se te contenía la emoción entre el pecho y la garganta,
Si, al leerme el alma, se te escapaba un 'yo también'...

Me rendí. Me cansé de adivinarte.

Quizá intenté soltarte para que, de pronto, me agarraras más, para que me tomaras de la mano y me dijeras: 'jamás vuelvas a alejarte'

No lo hiciste y nuestro hilo se rompió.

Quizá no lo sentiste. Tal vez, nunca existió.

O fue, quizá, que no nos entendimos las maneras:  tú gritabas para que te escuchara el mundo; yo susurraba para que me oyeras tan sólo tú...

Son estas las cosas que nunca me contaste, que no sé si viviste y que nunca olvidaré.

Me quedo con la herida de las cosas que no me compartiste, que ya nunca sabré...

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