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jueves, 28 de abril de 2016

Cosas que olvido decirte...

Fuiste...

Cuatro letras pa' una CASA,
El regalo de tu ALMA,
El calor de tu MANO,
El cobijo de tu PIEL.

Eres...

manta pa' mi FRÍO,
RISA pa' mi PENA,
El AZUL de tu OJOS,
Respuestas, a mi VIDA entera...

Serás siempre...

La primera FLOR de MAYO,
Un RETO a las alturas
Lo sueños que me guarda la LUNA,
Mi BESO de descanso...

AMOR es el pellizco de tus cuatro letras.
Mi esperanza, los trazos de tu nombre.

Son tuyas mis pobres palabras,
Mis eternos pasos torpes...

Una CASA llena de ALMA,
Una MANO llena de PIEL.
No hay FRÍO si tu RISA se lleva la PENA,
Si encuentro el AZUL de tus OJOS
Regalándome una VIDA serena.

¡Que se me llene de tus flores cada MAYO!
¡Que mi próximo RETO sea entregarte la LUNA!
¡Que no se me quede corto este BESO!
¡Que algún día, sepa devolverte tanto AMOR y ternura!

Fuiste, eres y serás,
silencio, consejo y lucha.
Ejemplo de pura entrega,
Valiente, como no hay muchas.

No sé si alguna vez lo dije o lo escribí,
Quizá fue el destino y sus tretas,
De tu mano en el camino lo sentí:

MAMÁ, siempre amé tus cuatro letras.

miércoles, 27 de abril de 2016

Y, a veces, confundida...

Rara.
Como correr un paso detrás de la vida.
Como las lágrimas a priori.
Como una sonrisa a destiempo.

Desubicada.
Como mi libro en tus manos.
Como tus cuerdas en mis alas.
Como mi camino, perdido en tus pasos.

Extraña.
Como la nieve en verano.
Como las mariposas que no vuelan siempre.
Como el latido, aquel mes de noviembre.

Despistada.
Como el disco que no acaba.
Como un tren en el otro andén.
Como los bailes, en plena madrugada.

Rara. Desubicada. Extraña y Despistada.
Como la vida.
Como los sueños dormidos en las dunas.
Como yo.
Como si fuera posible... un Sol en la Luna.

sábado, 23 de abril de 2016

Deseos de un 23 de Abril

Ojalá que las letras nos sigan removiendo por dentro, que nos hagan pensar y sentirnos.     

Que los trazos nos mareen y se nos enreden las entrañas.  

Que sienta el pellizco de tu nota en el buzón y me crezcan las ganas de papel y tinta.      

Que nunca se nos consuman las comas como en un suspiro, ni se nos agoten los punto y seguido, para que jamás te me acabes.

Que nunca nos falte un 23 de Abril...
                                                        
No le robes a la tierra una rosa: llévame hasta el rosal...

¡Feliz día del libro!

martes, 19 de abril de 2016

Fue en aquella librería

Hoy salí por ver si te veía y, sin contarlos, mis pasos solos me llevaron hasta aquella librería pequeñita del centro, de la que te hablé en aquella carta... ¿La recuerdas?

Allí compré aquel libro que me hizo reir tanto, ese que, finalmente, te regalé para que te rieras, también... ¿No te acuerdas?

Mirando el escaparate de ese, mi sitio favorito de la ciudad, no te vi, pero tropecé con alguien...

Hojeaba, cuando llegué, aquellas páginas amarillas (¡la guía telefónica, no! Jeje ¡Las otras! AQUELLAS otras...).

Miré su reflejo en el cristal y vi, en sus ojos, la esperanza desbordada que guarda todo un mar.

Fijé mi mirada en sus manos. A la vista, cálidas y suaves, contaban mil historias que vivieron y quedaron atrapadas en sus dedos.

Como quien busca el nacimiento de un río, subieron mis ojos por unos brazos que sugerían infinito descanso. Prometían abrazos y gestos en charlas eternas...

Llegué a una cara redondita y amistosa. Cayeron mis ojos en varios hoyuelos y, al volver a aquellos ojos... ¡los míos en ellos!

Le sonreí y me devolvió la sonrisa... Vaya, ¡no le quedaba nada mal!

- ¿Nos conocemos?

- Creo que alguna vez te vi.

- No quiero que acabe.

- No será por mí...

Volví con mis pasos y con otras sonrisas.
No te encontré a ti, esta vez.

En aquella pequeña librería del centro, me encontré a mí.

Y me volví a querer...

Sostenerse

"Cuando se me cayó la vida,
Se me calló el alma..."

#Microcuento

miércoles, 13 de abril de 2016

Mis más de mil motivos...

Manos que me sostienen.
Pies que me dan camino.
Brazos que son un techo.
Sus ojos: ventanas al mar.

Cuando la vida se tambalea y una pierde un poquito el equilibrio.

Cuando los días vienen fuertes y el viento todo lo arrasa.

Cuando las noches son las más oscuras y no hay farolillo que alumbre mis pasos inquietos.

Cuando me lleva la corriente de una vida que me escuece, cuando no hay latido pequeño y, a veces, muchas lágrimas de más...
                               
Cuando, de pronto, me pierdo en mis laberintos y echo mano de las raíces que me sujetan...

Cuando tengo tanto que decir que, de no saber, me guardo mi silencio más callado...

Cuando en un traguito me bebo todo un mar.

Cuando puedo con todo o cuando, cada poco, me mata...    

Cuando me falta la risa y me la dan a probar.
               
Cuando las nubes me llegan, cuando recuerdo, cuando me canso, cuando me da por llorar...

Allí y, por cada esquinita, resquicios de un Sol de verdad.
                           
Cuando consiguen decorarme con flores los rincones...

Cuando el sueño me puede y me dejo volar...

Cuando pateo las piedras de mi incierto camino, cuando me equivoco, cuando me caigo, cuando no sé qué puedo esperar...

Cuando me muerden los gritos de dentro, y ya no sé: ni cómo, ni cuándo, ni en qué lugar...

Cuando se me ahoga la angustia, cuando...

Cuando...

Cuando de pronto, como en una promesa, las veo llegar.

Y el olor de su café, el tocarnos así el alma... El sabor de sus miradas, el calor de sus deseos...
Y, ¡por favor!, Sus alas..., ¡no renuncio a verlas volar...!

Y lo siento, lo sé, me revuelvo y, de a poquitos, vuelvo a caminar...

Y abro los ojos y, en tan sólo un segundo, me rompen las cadenas, me prestan sus latidos, abren sus corazones, me colman de razones...

Mis más de mil motivos...

¡Qué bonito se me pinta el regreso, siempre a casa!

Me recuerdan lo importante: me traen a mi hogar.

Son ellas y, arrebujada en su cobijo, dejan que me duerma, que sueñe, que me vista de olas y de sal...

Ellas. Mis "ELLAS".

Las cuatro. Y yo.

En ellas me quedo a vivir, porque me hacen el mundo bonito.

Ellas: las más bonitas.

domingo, 10 de abril de 2016

Ojalá me creas...

No quise asaltarte. De verdad, que no...

Era tan fácil hablar contigo, cerrar los ojos, abrir el alma... Y dejarme llevar.

Era como contármelo a mí, sabiendo que alguien más me sentía...

No sentirme juzgada. No sentirme perdida...

¿Qué te puedo decir? ¡Fue tan sencillo quererte...!

No quise asaltarte. De verdad, que no...

Era esa deuda que me crecía, ese no saber qué hacer, ese rebuscar en el alma y en la piel...

Y tú tan... y yo tan poco...

Y soñar. Imaginar... con esta mente, que se resuelve tan fértil, cuando se trata de ti y de mí...

No quise asaltarte, pero me soñaba despierta, llenándote las maletas de mis notas atrevidas y sinceras.

No quise asustarte, pero te soñaba descubriéndolas a mil kilómetros de mí, deseando el regreso y más de una explicación...

No pretendía nada más que remendarte las alas cuando, al tocarte vuelo raso, se te descosieran de desilusión.

Sólo quería tararearte tu canción mientras te dormías, aprenderme tus dolores y borrate los tachones que, a su paso, la vida te dejara.    

No quise quitarte el aire, pero me dejabas sin aliento cada vez que te me dabas y me dejabas respirarte entero...

No quise asaltarte, pero es que, de repente, yo soñaba y volaba. De pronto,
Sentía. Que podía ser...

No quise asaltarte y lamento el intento de abrazarte cuando te me escurrías...

Se me quedó el arañazo del destino, el despertar de la sangre, congelada.

No quise abordarte por si no tenías salvavidas. Porque ya lo hicieron antes, cuando yo te conocí, y tu naufragio a mí aún me dolía...

¡Qué difícil cambiar de rumbo cuando una va a la deriva!

No quise asaltarte.

De verdad, que no.

sábado, 9 de abril de 2016

Tú no me conoces

Tú no me conoces.
Sabes de mí lo que yo te he contado.

Tú no me has observado.
Has visto sólo la parte que yo te he mostrado.

Tú no me escuchas.
Has imaginado mi voz en las letras que te he ido dejando.

Tú no me has mirado.
Has intuído mis ojos, quizá, los has inventado.

Dices que me conoces, pero no sabes cómo me gusta tomar el café.

Dices que me has visto, pero no reconocerías el iris de mis ojos entre una multitud de miradas extrañas.

Se te llena la boca de contar mi pasado, pero no sabes nada de mi lucha, desconoces las veces que reí a carcajadas, no sabes de aquella vez que me rompí un diente, ni conoces la historia de esa cicatriz que me recorre el pie izquierdo.

Hablas de mi presente como si fuera tuyo,
Como si conocieras mi sol de todos los días y las maneras que invento para apartar las nubes y pelear contra el viento.

Dices que no tengo futuro. Y ahí no puedo rebatir, pero quizá tampoco tú lo tengas...

Sin embargo, ojalá los dos lo tengamos.

Esa es nuestra principal diferencia: tú lo tienes todo seguro y yo nunca doy nada por hecho.

Tú nunca me has contado nada, pero me atrevería a decir que eres más de té, q te gusta la cerveza amarga y fría y que te tiemblan las piernas siempre, 5 minutos antes.

Diría, sin temor a equivocarme, que te gustaría, a veces, vivir con una marcha menos, que extrañas ciertos olores y que llevas un tiempo echándole el freno al pecho y la vida.

Nunca he tocado tus manos pero sé cómo tiemblan, conozco sus gestos  cuando no te hallan y cómo cuentan tus secretos cuando rozan las seis, a cualquier hora...

Yo sé que no te conozco, porque nunca has querido.

Pero reconozco tus ojos, aunque no quiera, incluso cuando cierro los míos.

 

No quisiste...

Apareciste de pronto, una noche, enredado en mis rutinas y abriéndome camino.
Poner los pies en otra senda y soñar, fue sólo uno.

Me dejaste hablar de todo y que te contara... (Es verdad, te conté de más).
Abrir el alma enlatada y almacenar la esperanza de ti, fue el dos.

El polvo de tus caminos me ocultó los pasos... ¡qué fácil fue perderme!
Que el sol me alumbrara los rincones y tropezarme en tus esquinas..., que eran mías. Tres.

En las palmas de tus manos, mis heridas y mis sueños...
Confiar en que jamás las cerrarías, no me enseñó a ver tus cuatro dedos clavados en mis miedos.

Vender lo que no es tuyo, sin dolor ni conciencia es un arte de pocos.
Las lágrimas y la impotencia que no te mojan, suman cinco.

No desandaré la silueta que me dejas.
No intentaré darte más material.

Dijo Neruda que el amor no llama a la puerta, la derriba, sin más.

Cuando llegues a un final para ti inesperado,
Piensa que tuviste mi verdad en la palma de tus manos...

De ojos abiertos

Bastardo de palabras dulces y caramelo en el labio.

Mentiroso de poesía robada en sentimientos ajenos.

Comerciante de versos que duelen en el pecho de otro.

Poca percha para tanto ombligo.
Demasiado traje para tan poco caballero.

martes, 5 de abril de 2016

En el marco de la puerta

Fuiste dejando huellas, en silencio, por aquí tiradas, con el objetivo de hacerme tropezar y sentir que andas por aquí...

No me había dado cuenta, pero hoy nos encontramos en el marco de la puerta.

Y lo lograste.

En aquel último intento (o de los últimos, nunca supe...), no me aguanté y te lo escribí: "búscame, sé que sabrás encontrarme".   

Me quise perder para perderte de vista.
Me quise alejar, deseando verte recortando mis distancias.

No me di cuenta y de repente, aquí estoy.

Y están tus cosas y tu aroma y tu vida...
Y ese olor a café en la orilla de tus mares,
Y esas olas de caricias en los vientos de tus dones...

Me asomé a la ventana por ver si venías,
Por saber si todavía sentías...

Me arropó tu luna y busqué el cobijo en nuestros ayeres, en el calor que me dejabas, en los otoños y en los amaneceres...

Te dije búscame cuando, de pronto, no te creas; cuando no te encuentres, cuando no te veas...

Te fuiste pero, antes, me dejaste tus huellas: como migas de pan, como senderos que el sol encuentra.

Dime que vienes, que ya estás llegando.

Que estamos en el marco de la puerta: tus cosas y yo.

sábado, 2 de abril de 2016

Si me dejas...

Te diría que me gusta la punta de tu nariz y la curva de tu risa.

Te diría que no me quedo en tus ojos y que he memorizado la forma de tus orejas.
                                        
Te diría que tus manos no me atan pero saben sujetarme. Y te diría, también, que me columpio en el vaivén de tu pecho, siempre, cuando tú no miras... 

Te diría, una vez más, ¡cuánto me gusta tu olor en mis mañanas!

Te diría que me pellizca el nervio de saber que me rondas cerca y te diría que se me rompen las costuras cuando hablas desde lejos...

Te diría que los sueños me han crecido y que sabes, como nadie, echarme abajo mi guardia armada.

Te diría que te odio cuando sé que no me escuchas y te diría que me daría así y entera por saber qué es lo que piensas...

Te diría que reconozco el momento justo en que me inventas nuevos mundos.

Te diría que conozco cada hueco y cada miedo.     

Que me gustan tus maneras, te diría, que te quedas a vivir en mi cabeza.

Te diría que no me pierdes, que no.

Que no te olvido, te diría, que no me voy.

Porque en ti amé la vida...

Eso, si me dejas. Eso te diría.

viernes, 1 de abril de 2016

Caminos de ida y vuelta

Tú buscabas el sentido a tu mundo, inquieto y solitario, en el fondo del mapa de mis ojos.

Yo encontré, escritas con lápiz, las razones de mi vida, en las palmas de tus manos...