Los dientes son enemigos de las distancias y no sé si te has dado cuenta de que los míos hacen buenas migas con tu piel.
Dejo abiertas puertas y ventanas, pa' que entre el aire si no entras tú, pero no te quedes los sentidos pa' otro rato, cuando me dejas señales a contracorriente y aciertas a volverme loca...
Busco las respuestas que me debes, en la línea de la vida de las manos de viejos poetas y aparco la sensación de que no entendamos que, por muchos rodeos que nos robe la vida, el destino es sólo uno y el nuestro sigue enredando mi pelo en tus dedos...
Quizá te canse, como a mí, el cuento de unas huellas que no te dibujan caminos a lo largo del cuerpo, y es posible que sin pensarlo, eches a andar, sin saber cuándo, ni cómo, pero sin que te falte el porqué: porque descubriste que, de repente, te falté...
Y ¿qué me dices si te digo de tomarnos un café, de volver a conocernos, de mirarnos, de charlar...?
¿Qué me dices si te digo que la vida es, a veces, volver a comenzar...?
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