Buscar este blog

Translate

domingo, 10 de abril de 2016

Ojalá me creas...

No quise asaltarte. De verdad, que no...

Era tan fácil hablar contigo, cerrar los ojos, abrir el alma... Y dejarme llevar.

Era como contármelo a mí, sabiendo que alguien más me sentía...

No sentirme juzgada. No sentirme perdida...

¿Qué te puedo decir? ¡Fue tan sencillo quererte...!

No quise asaltarte. De verdad, que no...

Era esa deuda que me crecía, ese no saber qué hacer, ese rebuscar en el alma y en la piel...

Y tú tan... y yo tan poco...

Y soñar. Imaginar... con esta mente, que se resuelve tan fértil, cuando se trata de ti y de mí...

No quise asaltarte, pero me soñaba despierta, llenándote las maletas de mis notas atrevidas y sinceras.

No quise asustarte, pero te soñaba descubriéndolas a mil kilómetros de mí, deseando el regreso y más de una explicación...

No pretendía nada más que remendarte las alas cuando, al tocarte vuelo raso, se te descosieran de desilusión.

Sólo quería tararearte tu canción mientras te dormías, aprenderme tus dolores y borrate los tachones que, a su paso, la vida te dejara.    

No quise quitarte el aire, pero me dejabas sin aliento cada vez que te me dabas y me dejabas respirarte entero...

No quise asaltarte, pero es que, de repente, yo soñaba y volaba. De pronto,
Sentía. Que podía ser...

No quise asaltarte y lamento el intento de abrazarte cuando te me escurrías...

Se me quedó el arañazo del destino, el despertar de la sangre, congelada.

No quise abordarte por si no tenías salvavidas. Porque ya lo hicieron antes, cuando yo te conocí, y tu naufragio a mí aún me dolía...

¡Qué difícil cambiar de rumbo cuando una va a la deriva!

No quise asaltarte.

De verdad, que no.

3 comentarios: