Buscar este blog

Translate

martes, 19 de abril de 2016

Fue en aquella librería

Hoy salí por ver si te veía y, sin contarlos, mis pasos solos me llevaron hasta aquella librería pequeñita del centro, de la que te hablé en aquella carta... ¿La recuerdas?

Allí compré aquel libro que me hizo reir tanto, ese que, finalmente, te regalé para que te rieras, también... ¿No te acuerdas?

Mirando el escaparate de ese, mi sitio favorito de la ciudad, no te vi, pero tropecé con alguien...

Hojeaba, cuando llegué, aquellas páginas amarillas (¡la guía telefónica, no! Jeje ¡Las otras! AQUELLAS otras...).

Miré su reflejo en el cristal y vi, en sus ojos, la esperanza desbordada que guarda todo un mar.

Fijé mi mirada en sus manos. A la vista, cálidas y suaves, contaban mil historias que vivieron y quedaron atrapadas en sus dedos.

Como quien busca el nacimiento de un río, subieron mis ojos por unos brazos que sugerían infinito descanso. Prometían abrazos y gestos en charlas eternas...

Llegué a una cara redondita y amistosa. Cayeron mis ojos en varios hoyuelos y, al volver a aquellos ojos... ¡los míos en ellos!

Le sonreí y me devolvió la sonrisa... Vaya, ¡no le quedaba nada mal!

- ¿Nos conocemos?

- Creo que alguna vez te vi.

- No quiero que acabe.

- No será por mí...

Volví con mis pasos y con otras sonrisas.
No te encontré a ti, esta vez.

En aquella pequeña librería del centro, me encontré a mí.

Y me volví a querer...

5 comentarios: