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lunes, 24 de octubre de 2016

¡Bendito parpadeo!

Gente que ensombrece el asombro, gente que, a leguas puede verse, necesita de un resquicio que le ilumine algún rincón de sus entrañas.

Gente que no quiere ver que ardo cuando el viento me agita y que vuelo frente a cada obstáculo cuando no soy vista.

No me afectan sus tormentas ni tampoco sus sequías, porque cuando el sol nace, me pilla siempre cerca de su orilla...

Yo bailo al ritmo que me marcan mis latidos y no necesito de sus palmas ni tampoco de sus bríos...

Gente que no entiende que la luz se lleva dentro y que los naufragios solo cuentan si descubres otras islas que despiertan tu conciencia...

Y entre tanta gente, de pronto, personas.
Que suman, que aportan, que se dan y... venga, que sí.

Sin pensar.

Personas que vienen con sus soles y sus cosas,
Con sus líos y algún caos.

Personas que viven cada vez que respiran
Y comparten caminos que remueven y te enseñan.

De repente, personas que traen respuestas que ya no buscabas.

Personas que se dejan sus detalles
En tu rincón menos pensado.

Personas que aparecen de pronto
cuando ya se han ido.
Para volver a ser.

Tanta gente y, por suerte, personas.
Con el alma revuelta que juegan a dejarte torcida la sonrisa y el "sentí'o removí'o".
                                                     
¡Cuánta gente que no es más que gente!

Y qué de suerte cuando, en un parpadeo...

...TÚ.

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