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miércoles, 12 de octubre de 2016

Tenemos el hilo enredado...

Aquellas dos orillas tuyas, que no olvido porque te dolían, aunque nunca lo dijeras...

Esta lluvia mía que acaba limpiándome el alma y la culpa.

Y en medio...

La dudas, los laberintos, las decisiones equivocadas, las huidas hacia delante.

La culpa, la pena, el no saber, el suponer, el tener que hacer...

Extrañar, buscar, esperar, encontrar, soltar, vuelta a empezar...

Dolor, hastío, otra vez culpa, ahora distinta, ahora es más mía.

Recuerdo de una noche idealizada,
el sentimiento del amor,
la gratitud, la esperanza, la felicidad, la sorpresa,
el tiempo de dos días,
una imagen, menos 1000 palabras.

La angustia. El dolor de lo que se rompe.
La incredulidad. La resistencia.
Todo el mundo en unos hombros.

El rechazo, las escusas, el escudo, los porqués, y el no entender...

El disimulo que asfixia, el querer,
el no poder.
El amar, el no deber.
Y de nuevo, el no entender...

El espacio y mucho aire.
Las letras y algún rincón.
Otras risas y nuevas caras.
El creer que ya, pero... no.

El volver a ver.
El atar de los cabos.
El mar, de nuevo el mar
y otra orilla cosida con el mismo hilo de aquella vez...

El yo qué sé.
El ya está bien.
El me rindes. Pero ¿quién gana?

El ¿ahora qué?
Tú, de nuevo en una orilla.

Yo, lloviendo otra vez...

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