Nos encantaban los ratos improvisando sueños,
Sentados en la orilla, saltábamos olas y restábamos días...
Te enredabas en las charlas y en mi pelo.
Te contaba las pecas y los pasos.
Nos bebiamos el vino y la vida,
Y eran, el alma y el cuerpo,
El pan nuestro de cada día...
Escribió Benedetti "cinco minutos bastan" y se te acabaron las pecas que yo te contaba y tú ya no supiste más qué decir.
Quizá fue el destino quien se llevó la paciencia,
y no supimos cómo darnos más tiempo...
Quizá no fueron tan cortos los días,
Y aprendimos que, en el último salto, conviene soltar...
Y es que, a veces, nos pueden las prisas:
De ganas, de aire, de ojos, de risas...
Pero, si el día menos pensado,
me encuentras por ahí,
Pídeme que llene de nuevo nuestras copas
Que siempre habrá un par de gotas locas
Tan urgentes, como nosotros dos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario