Me gusta verte vestido de lunes, porque me hueles a oportunidad, me traes a la mente el olor a nuevo de las mañanas...
Y me gusta cuando me llegas, igual que los insolentes rayos de sol que vienen madrugando y prometiendo...
Es inevitable, cuando me voy y te sé mirando cómo me alejo, porque se te dibuja una sonrisa que no veo pero intuyo...
Y me enamora la libertad de mis tardes de mayo... que me laten, que me cuentan, que no ato, que te traen y que me llevan...
Los pies descalzos y la arena entre los dedos, que así se siente más sincero.
Me encantan las horas muertas que se me llenan de vida, me gusta esta tarde y tu estación. Y que, de pronto, me mires...
Me gustó la intransigencia de bajarme del tren que me engañaba.
Y aprendí en el disfrute y desafío de trazarme un camino sin destino porque, reconozco, que me gustó andar y encontrarte.
Y tengo dudas y preguntas como no saber cómo hueles cuando llueves. Y me llena la impaciencia de tocarte y saberte, por fin, cierto.
Pero me gusto más andando y viviendo, que ya casi está aquí el verano pero aún nos queda mucha primavera...
Y me gusta todo, a poquitos.
Porque me gusta saborear mis momentos, para que me dejen sabor y buenos recuerdos...
Y ojalá tu momento venga sin prisas, para que me dures.
Porque me gusta pasear y me gustas tú.
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