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miércoles, 20 de julio de 2016

Fruto de la causalidad

Cada acción tiene su efecto: no intentes obviar lo que tú no ves...

No fue casual aquella mirada, me miraste y me viste porque así lo deseé.

Te di paso a mis adentros y refresco en mis aguas tranquilas y, cuando llegó el momento, no supe ponerle límite a mis ganas...

No me convencerás de que hice algo mal cuando te quise.
Sí, porque yo te quise.
Y no es algo malo.

Atiende a tus culpas vencidas en tus miedos a un 'Te Quiero', que vino solo, que salió de mis labios y se te cayó al suelo.

A ti. No a mí.
Házte cargo y no me marees...

Es mucha casualidad que se te llenen los labios de mis instintos,
Que tengas los bolsillos remendados con retales de mi,
Y los dedos desteñidos de mis azules equivocados...

De sobra sabes que nunca creí en ella.

Tu fruto es hijo de mi causalidad.

Si a otros has convencido, no te acusaré de haberme robado los pedazos que te di...
Puedes borrar mis huellas, si te empeñas,
Pero, por mucho que lo evites,
todos tus caminos, te traerán siempre hasta aquí...

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