Buscar este blog

Translate

martes, 19 de julio de 2016

Doce Lunas

Te fuiste un domingo.
Como quien se va dejándolo todo atado.
Como el Sol que atardece para iluminar otra orilla, en cualquier otra parte...

Pasaron semanas y meses y aún, en algunos y algunas, no ha cesado la lluvia por ti.

Jamás me imaginé que un día te escribiría a ti esto. Porque estas cosas no suelen suceder así... Y no deberían.

Cuando te fuiste, de pronto, empecé a creer muchas cosas, como que ya no me cantarías, que se me escapaba tu risa, que al día siguiente, ya no estarías.
Y, ¡qué fortuna la mía!, me equivoqué.

Tú sabes cuántas veces nos haces reir, todavía.
Tú sabes que en nuestra mesa, a pesar de todo, nunca hay una silla vacía.

Tú sabes que nos dejaste la forma dulce en la que te indignabas,
Tu risa alegre con la que siempre nos ganabas...

¡Tú sabes de amor donde sea!,
De vida y de ganas,
De lucha... tú sabes vivir aún aquí.

Y, a pesar de todo, ¡qué dura se nos hizo esta vuelta al Sol!

Aprendí que hay que seguir echándole ovarios y pasos a este camino,
Y le doy gracias, aunque a veces me muerda,
porque fue él quien te trajo hasta mí...

He aprendido que me quedan muchos momentos vacíos de tus instantes,
Pero que te guardo aquí, ¡tan dentro!,
Que eres capaz de venir... ¡y, por favor, que nunca me faltes!

Aún seguimos planeándonos viajes,
Tocándonos el alma de forma salvaje.

Que yo escribo, de alguna forma, también para ti.
Para alimentar de renglones tanta luz como nos dejaste...

Te fuiste un domingo, a los 27, la edad a la que se fueron los más grandes... (por algo sería) y, te confieso que me pilló desprevenida.

Fue una lluvia repentina e inesperada, con la que tuve que aprender a vivir y que aún hoy me moja, me cala, me hunde y, casi...

Y llevo contadas doce lunas.

Parece mentira. Como todo.

Lo cierto es que aún no me acostumbro...

Escribió el Maestro aquello de...

"...y la vida siguió, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido..."

Y, justo ahí, lo entendí.

Valiente, inconformista, alegre y divertida.
¡Bendito destino el que me puso frente a ti!

Llenaste mi vida. Como lo hacías con cualquiera con un poquito de buena suerte, que te encontrara aquí o allí... ¡Tanta gente tuya por tantos rincones!

Quedaste repartida un poquito en cada uno de nosotros y ese pedacito que me quedó tuyo, es una gran parte de lo poco o lo mucho bueno que hay en mí...

Fuiste mi AMIGA y te echo de menos.

Ya no te toco, pero te siento.
Ya no te miro, pero te sueño.
Ya no te oigo, pero estás aquí.

Son doce lunas.
¡Y las que tú quieras!

Porque hay personas que están.
       
                              Dondequiera que estén...

Te quiero, mi "Antho"...
Siempre, Fórmula Quinta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario