Existen lunas como ventanas a las que, de repente, una se asoma para verse por dentro.
Bajo su luz, se asumen las culpas y se perdonan errores, porque entiendes que no hay razón más poderosa que lo que te arde, aunque después, sólo seas cenizas...
Aprender a conocerse es uno de los secretos de la vida, y yo a veces me sé, cuando veo una llamita y me lanzo y luego... ya se verá.
Y no me desconozco cuando echo los rescoldos al mar, porque con sal se me curan ciertas heridas y no me apagan a mí, sólo se va lo que nunca fue mío...
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