No se paren a pensar demasiado.
Somos tiempo que se va...
Tomen impulso: láncense.
Encuéntrense en alrededores hasta llegar a sus centros,
que no les asusten los abismos
cuando se trate de hallarse
para ir dejando esparcidas sus huellas...
Si el sentimiento les altera: déjense remover e investiguen a dónde les lleva.
Si hay caminos fuera del camino: pisen fuerte, quizá descubran senderos preñados de Sol.
Si la vida les pellizca no se cubran la piel de pretextos y excusas.
Si de pronto el dolor aparece siéntanlo así: intenso y complicado...
No detengan una sonrisa si el cuerpo les pide aventura y deseo.
No dejen de leer la intención cuando brille, traviesa, en aquellos ojos inquietos...
No se queden con el nombre de la estación: súbanse al tren y exijan que vaya despacio...
Que hay bocas que saben de morder,
Como manos se olvidan del reloj...
Déjense deshacer para nacer de otra manera.
Deshagan ustedes también, y que la imaginación les guíe...
Averigüen nuevos lugares en cuerpos propios y extraños, para que dejen de serlo.
Lleven luz a algún rincón donde compartan latidos sin remilgos ni pudores.
Que huela a ventanas abiertas,
Que sea amor, pasión o locura...
Que no tenga nombre si así se siente más bonito,
Que nadie les diga cuándo parar.
Que suelten las riendas si se trata de amar...
Y que no renuncien a ello: JAMÁS.
Que sepan reirse cuando aprieten las dudas...
Y, que cada Sol encuentre, algún día, a su Luna...
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